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1ª Jornada Grupo C: Inglaterra 1 – 1 Estados Unidos

Los problemas que ha tenido Inglaterra durante estos últimos años para dar con un guardameta de garantías se evidenciaron nuevamente en la fría noche de Rustenburgo. Green, que se había ganado la confianza de Capello, cometía un error infantil al intentar blocar un balón raso que acabaría privando a su selección de dos importantes puntos que tenía en el bolsillo.

Nada hacía presagiar tan funesto final, sin embargo, a tenor de lo visto durante los cinco primeros minutos. Gerrard tan sólo necesitaba ese tiempo para poner a los suyos por delante tras una brillante combinación. A partir de entonces, la batalla se libraría en el medio del campo sin ocasiones claras para uno u otro conjunto. Tanto Howard como Green eran meros espectadores ante el desacierto rematador de ingleses y norteamericanos.

No obstante, la noche aciaga del portero inglés estaba próxima a dar comienzo y el primer aviso lo dio a sus propios compañeros a siete minutos para el final de la primera parte. Un lanzamiento lejano del incombustible Donovan se envenenaba y a punto estaba de complicar al meta británico. Y cuando el susto no se le había ido del cuerpo a la afición inglesa llegó el mazazo. Dempsey disparó desde media distancia y lo que a priori era un balón fácil de atajar se acabó alojando mansamente en la portería tras tocar las manos de un hundido Green.

Inglaterra intentaba sobreponerse a este duro golpe con un potente disparo de Johnson pero ya no habría tiempo para más. Ambas selecciones se marchaban al descanso tras equilibrar la contienda Dempsey para los suyos gracias a la colaboración de Green, que aún no daba crédito a lo que le había sucedido. Capello, por su parte, aprovechaba para realizar la segunda sustitución dando entrada a Carragher como había hecho minutos antes con Wright-Phillips.

Herida en su orgullo, Inglaterra dio un paso más con el comienzo de la segunda mitad. Una y otra vez los británicos buscaban a Rooney, su referencia en ataque, que no se arrugaba en ningún momento. Pero quien tuvo su gran ocasión fue Heskey, que disparó al muñeco después de que sus compañeros aprovecharan una pérdida de balón de EE.UU. en el medio del campo para armar el contragolpe.

Los minutos pasaban y el partido se endurecía. En tan sólo un minuto eran sancionados Carragher y Gerrard. La excesiva dureza con la que se estaban empleando los ingleses no pasaba inadvertida para el colegiado, que en todo momento había estado correcto.

La selección que dirige Capello se volcaba en ataque y así se sucederían sus ocasiones. Primero Lampard se encontraba con Howard, muy seguro hoy, y a continuación Johnson y Rooney mandarían fuera sus remates, este último en escorzo y muy forzado. Entre medias llegaría la gran oportunidad de Estados Unidos en las botas de Altidore. Éste se internaba en el área y rompía el balón ante Green que se resarcía despejando el balón al palo demostrando grandes reflejos en esta ocasión.

Ya sólo se jugaba en campo estadounidense y el colegiado colaboraría aun más a ello al perdonar la que sería la segunda amarilla a Carragher. El acoso era constante y las ocasiones de Inglaterra se sucedían una detrás de otra. Tanto Rooney como Heskey probaban fortuna sin acierto y el combinado norteamericano pedía la hora conformándose desde hacía minutos con este resultado.

El árbitro señalaba el final de un partido en el que Rooney se había multiplicado en tareas ofensivas a pesar de no obtener el premio del gol. Se esperaba mucho más de una Inglaterra que había firmado una fase de clasificación para enmarcar y que, al igual que los norteamericanos, se jugará su futuro contra Eslovenia y Argelia, en un principio más asequibles. Habrá que estar atentos a los tabloides británicos y a quién será el guardameta titular contra Argelia. El morbo está servido.

 

EL BUENO: Rooney. Se echó el equipo a las espaldas y trabajó como el que más. Es medio equipo.

EL FEO: Carragher. Le perdonaron la expulsión. No puede arriesgar en el corte de esa forma con una tarjeta en su haber.

EL MALO: Green. Su cantada aparecerá en los telediarios de medio Mundo. Privó a su selección de dos importantes puntos.

1ª Jornada Grupo B: Argentina 1 – 0 Nigeria

No importa que Maradona no cuente en su selección con un cerebro que sea capaz de organizar el juego de ataque del equipo desde la medular. Tampoco que la línea defensiva no sea precisamente el combinado jamaicano de 4×100. No, porque tiene en sus filas al mejor jugador del Mundo, ése que puede echarse todo un equipo a sus espaldas y decidir un encuentro él sólo.

Cierto es que hasta ahora únicamente había sobresalido en competiciones de clubes sin rendir en su propia selección, lo que había provocado las críticas de buena parte de los argentinos. Pero también el Messi del Mundial de Alemania era cuatro años más joven y menos experimentado que el actual. Ahora tiene todo un mes por delante para demostrar a todos de lo que es capaz y acabar con todo tipo de especulaciones.

Y esa demostración comenzaría hoy mismo, en el encuentro que enfrentaba a la albiceleste con Nigeria, una vieja conocida y muchas cuentas pendientes por medio. Dirigida por este maestro de orquesta la selección sudamericana salía en tromba hacía la portería contraria. Hasta dos ocasiones clarísimas en las botas de Higuaín y la Pulga que el guardameta africano desbarataba como buenamente podía.

Pero tal era el vendaval de juego y ocasiones que no tardaría en llegar el gol. Heinze se lanzaba en plancha de una manera muy plástica a la salida de un córner para acabar colando por la escuadra un testarazo descomunal. Habían transcurrido cinco minutos de partido y Argentina ya estaba por delante. Nigeria aún buscaba su sitio en el campo.

Las Águilas Verdes intentaban frenar este torrente con alguna que otra ocasión que les hiciese ganar en confianza. Así llegaría algún que otro avance por la derecha y una ocasión de Obasi que no inquietaría en absoluto a Sergio Romero. Pero fue un espejismo en medio del desierto. Messi volvía a hacer diabluras de las suyas para que Enyeama, el mejor de los suyos, salvase a su equipo, al igual que con Higuaín tres minutos después. El portero africano estaba evitando un marcador de escándalo con sus intervenciones.

A partir de entonces el partido se convirtió en un toma y daca para alegría de los espectadores. Si primero intentaba despertar la selección nigeriana con algún que otro acercamiento sin demasiado peligro, Argentina respondería con un disparo colocado de Messi tras una magnífica combinación en jugada ensayada. Como no podía ser de otra manera ahí estaba Enyeama, que se lució con una acrobática intervención.

No hubo tiempo para más salvo para que Jonás Gutiérrez viese la tarjeta amarilla por una dura entrada. Argentinos y nigerianos se marchaban a sus respectivos vestuarios después de que aquellos hubiesen dejado con vida a los hombres que dirige Lars Lagerback. La albiceleste no había aprovechado sus numerosas ocasiones e incluso se había dejado llevar en los últimos minutos para desesperación de su hinchada.

Tras el descanso de rigor unos y otros saltaban al terreno de juego, todos ellos confiados, aunque por diferentes motivos. Fruto de esa confianza llegarían las primeras oportunidades de los hombres de Diego Armando Maradona. Messi no llegaba a un balón puesto por su compañero Verón, luego sería Samuel el que cabecearía fuera un córner y, por último, de nuevo Messi conduciría desde el medio del campo hasta el área contraria para que su disparo fuese repelido, finalmente.

El inicio de esta segunda mitad era un calco del de la primera, con un único equipo sobre el campo y otro sometido a su voluntad. Tanto acoso no permitiría a los nigerianos desquitarse hasta el minuto 60, momento en el que las Águilas Verdes recurrieron a su juego para salir a la contra y meter el susto en el cuerpo a una Argentina que no terminaba de cerrar el partido.

La albiceleste necesitaba el segundo gol si no quería sufrir en la última media hora de encuentro y Messi volvió a aparecer aunque acabaría resolviendo defectuosamente un cuatro para dos en franca ventaja para los argentinos. Higuaín también probaría una y otra vez, pero no era el día del delantero del Madrid.

Y así se entraba en los últimos veinte minutos de partido, momento en el que Taigo a punto estuvo de poner las tablas en el marcador, pero su potente punterazo se marchó rozando el palo izquierdo. Le sucedería minutos después Martins con un trallazo desde 25 metros al que respondería de puños Romero.

Nigeria se animaba a ir al ataque ante la pasividad de la albiceleste, muy confiada en sacar los tres puntos. Sólo Messi pondría en aprietos a su rival con un disparo a bocajarro que sacaba ágilmente Enyeama. El meta del Apoel Tel Aviv se estaba erigiendo en el mejor del partido. El encuentro llegaba a su término con dos ocasiones más, a cargo esta vez de Kalu Uche y Yakubu. Mucho había jugado con el resultado Argentina aunque al final obtuviera su premio.

Los hombres de Maradona demostraban ser capaces de ganar jugando a medio gas, aunque no todos los encuentros serían tan sencillos y cómodos como éste. Nigeria, salvo jugadas aisladas, apenas había opuesto resistencia hasta el punto de conformarse en fases del partido con el resultado. Habrá que ver cómo sale al campo la albiceleste contra rivales de mayor entidad a partir de ahora.

 

EL BUENO: Enyeama. Salvó a su equipo de una goleada de escándalo. Un portero a tener muy en cuenta.

EL FEO: Jonás Gutiérrez. En un partido tranquilo realizó una dura entrada que fue sancionada con tarjeta amarilla.

EL MALO: Higuaín. Aunque voluntarioso, estuvo muy desacertado. No suele fallar en la definición.

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