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1ª Jornada Grupo H: España 0 – 1 Suiza

Lejos quedan los Chapuisat, Sforza, Knup y compañía. Aquella Suiza de principios de los 90 atrevida, descarada y con argumentos ofensivos poco tiene que ver con la que actualmente dirige con mano de hierro Ottmar Hitzfeld. La de ahora es rocosa, ultradefensiva y capaz de ganar un partido con media ocasión, como sufrió hoy en sus carnes la Roja.

Todo parecía un paseo en coche de caballos antes de iniciar España su participación en este Mundial. La selección se había ganado el respeto a nivel internacional gracias a su triunfo en la pasada Eurocopa y el juego desplegado en la misma. El periodismo deportivo había elevado a la categoría de héroes a los jugadores integrantes de aquel grupo. Y, por si fuera poco, el sorteo parecía haber sido benévolo en un principio para los hombres de Del Bosque.

Sin embargo, todo este ambiente de ensueño se desvanecería tan sólo a los 53 minutos de juego, momento en el que Fernandes se aprovechó de un error de Casillas en su salida para hacer el primer y único tanto del encuentro. España fue incapaz a partir de entonces de reaccionar y de ofrecer algún atisbo de peligro.

La Roja tocaba, tocaba y tocaba. Nada fuera de lo normal, es la idea de juego de esta selección desde que ganase la Eurocopa y con ella se pretende morir si es necesario. No obstante, aquél no parece ser el mismo. Falta verticalidad y parece jugarse una o dos marchas por debajo de lo que hasta ahora era habitual. En definitiva, falta chispa.

Silva, Sergio Ramos, Iniesta, … Todos los jugadores se sumaban al ataque y gozaban de numerosas oportunidades de cara al marco contrario. Incluso Piqué, un central de los de antes, estuvo a un pelo de subir el primero al marcador si no llega a ser por Benaglio, que acabó tapando el disparo después de que el de Barcelona recortase a su par.

El partido llegaba sin goles al descanso con una selección suiza muy bien armada atrás que se defendía como gato panza arriba esperando sus oportunidades al contragolpe. España debía tener cuidado con eso si no quería pasarlo mal, ya que el muro helvético parecía infranqueable.

El guión de la segunda parte volvería a ser el mismo que el de la primera. Suiza atrincherada en su área y España disparando desde todos los ángulos posibles. Hasta que llegó el gol de Fernandes a los ocho minutos de la reanudación. El jugador del Saint Etienne, muy pícaro, sacaba provecho de una defectuosa salida de Casillas y un balón suelto en el área pequeña para acabar mandándolo al fondo de la red.

Un error clamaroso en defensa, el único de España a lo largo de todo el partido, había tenido consecuencias nefastas para los de Del Bosque. De nada servían las múltiples ocasiones marradas durante toda la primera mitad. La Roja estaba por detrás del marcador en la única acción de peligro llevada a cabo por los helvéticos.

A partir de entonces fue un acoso constante por parte de España. Villa, Iniesta, Ramos y el recién incorporado Torres lo intentaban sin fortuna ante la meta de Benaglio, que contaba con diez guardianes que custodiaban su portería. La selección española parecía tener más mordiente arriba con la entrada del madrileño y Navas, que buscaba una y otra vez las cosquillas al lateral por su banda.

Pero el que tuvo el empate en sus botas fue Xabi Alonso. Un zapatazo de falta desde veinte metros hizo temblar el larguero de la portería. No era el día de España que mandaba al limbo una ocasión de oro para haber iniciado la remontada.

Minutos después fue Derdiyok el que a punto estuvo de matar el encuentro. España se encontraba rota en su intento por dar la vuelta al marcador y el suizo la tuvo a la contra. Por suerte para Casillas, ya batido éste, el esférico se topó con el poste izquierdo.

Pasaban los minutos y la selección española, a pesar de su superioridad, manifestaba una carencia de ideas alarmante. Ya ni siquiera dispuso de oportunidad alguna el combinado nacional en los últimos quince minutos a excepción de un punterazo desde lejos de Navas que se marchó rozando el palo derecho.

España sucumbía ante la defensa numantina propuesta por Hitzfeld y se ve a partir de ahora obligada a ganar los otros dos partidos si quiere estar en octavos de final. Suiza, por su parte, festejaba tan importante triunfo para ellos. Habían doblegado con su estilo de juego a la actual campeona de Europa y tienen pie y medio en la siguiente fase.

 

EL BUENO: Benaglio. Paró todo lo que le llegó. Sus compañeros le tienen que estar agradecidos.

EL FEO: Casillas. En el gol suizo salió a lo loco llevándose por delante a todo jugador que estuviese a escasos dos metros.

EL MALO: Casillas. Falló en las dos ocasiones de los helvéticos: el gol y el disparo al palo. Transmite nerviosismo e inseguridad.

1ª Jornada Grupo H: Honduras 0 – 1 Chile

Antes del comienzo del Mundial todo parecía indicar que las dos plazas que dan acceso a la siguiente fase se las jugarían en este grupo España, Chile y Suiza. Una vez disputado el primer partido que enfrentaba a hondureños y chilenos lo que era una suposición se ha convertido en una certeza. El país centroamericano no tiene el nivel exigido para una cita de este calado y así lo demostró frente a la selección dirigida por Marcelo Bielsa. Honduras pasó de puntillas por Nelspruit y puede dar gracias a que cayera por la mínima a tenor de lo visto.

Sólo dos minutos necesitó Chile para crear su primera ocasión de peligro. El lanzamiento de falta de Mati Férnandez se marchó rozando el larguero. Lejos de especular en su debut, los hombres de Bielsa salieron en tromba no renunciando de esa forma a su estilo de juego. Ya se trate de Argentina o de Honduras, desde que el “Loco” se hace cargo del combinado sudamericano éste es fiel a sus ideas y principios, lo cual le ha reportado grandes resultados a lo largo de este tiempo.

Poco después, Arturo Vidal ponía en aprietos a Valladares con un disparo desde lejos que finalmente era atajado en dos tiempos por el meta hondureño. Ocasión tras ocasión, ésta sería la tónica habitual de una primera mitad en la que el conjunto centroamericano llegó con cuentagotas y sin generar excesivo peligro.

Y así hasta que en el minuto 34 Beausejour desató la alegría entre los aficionados chilenos al anotar de rebote tras una jugada eléctrica de la Roja. La selección que dirige Bielsa estaba desatada y gozó de alguna oportunidad más en los pies de Alexis Sánchez hasta que se llegó al término de los primeros 45 minutos.

Honduras había marrado las escasas ocasiones de las que había dispuesto, la última un disparo alto de Ramón Núñez, y por si eso fuera poco, se encontraba por detrás en el marcador. El futuro no era nada halagüeño para una selección con unas carencias técnicas más que preocupantes que ni siquiera era capaz de suplir desde el aspecto físico.

Sí tuvieron motivos para la queja los hondureños nada más comenzar la segunda mitad. El colegiado de las islas Seychelles no apreció nada punible en la caída del delantero Edgar Álvarez dentro del área a pesar de las protestas de los centroamericanos. Esta acción pudo cambiar el desarrollo del encuentro.

Pero al César lo que es del César. Chile seguía atacando sin conformarse con la renta mínima que reflejaba el marcador a su favor. Alexis Sánchez dispondría de una ocasión inmejorable para poner tierra de por medio, pero su excesivo individualismo acabaría desbaratándola.

Mientras, Valladares seguía postulándose como uno de los hombres del partido. Ante la pasividad de su defensa y los continuos despropósitos de sus compañeros sacaba balones a diestro y siniestro para estupefacción de los delanteros chilenos. Era increíble que, gracias a él, a esas alturas de encuentro la selección hondureña siguiera aún viva. Chile perdonaba una y otra vez y no terminaba de cerrar un resultado que reportase a jugadores y aficionados una mayor tranquilidad.

El silbato del árbitro indicaba el final del partido con una última doble ocasión por parte del exbético Mark González. El resultado se antojaba corto para una selección que acorraló durante los noventa minutos a su rival y contó con infinidad de ocasiones de gol. Tendrá que mejorar la pegada la selección de Bielsa de cara a futuros compromisos si quiere llegar lejos en este Mundial. Para entonces, sin embargo, estará Suazo.

 

EL BUENO: Valladares. Si no llega a ser por él su selección podría haberse llevado un saco de goles. Muy acertado en todas y cada una de sus intervenciones.

EL FEO: Palacios. Fue amonestado por reiteración de faltas.

EL MALO: Alexis Sánchez. Marró varias ocasiones claras de gol por su excesivo individualismo. Necesita levantar la cabeza más y jugar para el equipo.

1ª Jornada Grupo G: Brasil 2 – 1 Corea del Norte

Llegó, vio y resolvió. Así puede resumirse el partido de la canarinha que, lejos de desplegar su juego, se bastó con dos genialidades de los suyos para doblegar a una seria Corea del Norte que mantuvo su sitio durante todo el encuentro y llegó a inquietar en los minutos finales del choque.

Existía un gran interés por ver el debut del combinado carioca, ése que ya ejecute su jogo bonito o se someta al criterio táctico de Dunga siempre es centro de atención para todo el mundo. No es para menos, por algo Brasil es la pentacampeona y el espejo en el que han intentado mirarse una gran cantidad de selecciones desde hace décadas. Sin embargo, para muchos el interés únicamente se focalizó en ver a sus estrellas, pues el fútbol imaginativo y talentoso que siempre le ha definido brilló por su ausencia y así parece que será durante todo el Mundial.

No obstante, la primera mitad fue de claro color amarillo. Elano y Robinho, los más incisivos, ponían a prueba al meta norcoreano una y otra vez pero sin puntería. Brasil parecía atacar a ráfagas, cuando realmente le era necesario, sin gastar un ápice de fuerzas que pudiera precisar en futuros choques. Tal era la falta de intensidad de la canarinha que incluso Bastos, un interior reconvertido a lateral, se animaba a subir la banda en más de una ocasión para probar fortuna.

Corea del Norte esperaba atrás anulando como buenamente podía las acometidas rivales y dejaba que su única referencia atacante, Jong Tae-Se, se peleara con los Juan, Lucio y compañía. Muchas fieras para tan insignificante presa.

El colegiado señalaba el final de la primera parte con empate a cero en el marcador pero eso no parecía intranquilizar a la selección brasileña. Jugando al 50% habían sido capaces de crear alguna que otra ocasión de cierto peligro y, a la vez, secar totalmente a su rival. La ley del mínimo esfuerzo aplicada al fútbol y, en concreto, a Dunga y los suyos.

El comienzo de la segunda mitad si nos dejó ver una Brasil más vertical en busca del gol que abriese la lata. Bastos y Robinho seguían haciendo de las suyas con disparos desde media distancia hasta que apareció Maicon. El lateral sorprendió a todos con un derechazo casi sin ángulo que se acabó colando en la portería mal cubierta por Myong-Guk.

El camino se le allanaba a la pentacampeona del Mundo ante una Corea del Norte que había sido capaz de atrincherarse y aguantar el resultado durante 55 minutos. Maicon se erigía en el mejor jugador del encuentro con su trabajo defensivo sin fisuras y sus subidas con peligro al área contraria. Todo un pulmón.

La selección asiática pareció no sobreponerse a este golpe y quedó más aun a merced de los brasileños, que un cuarto de hora más tarde firmarían la sentencia con el segundo tanto. Elano, muy participativo durante el día de hoy, cruzaba el balón a la salida de Myong-Guk aprovechándose de un fantástico pase entre líneas de Robinho.

Brasil jugaba fácil, sencillo, como si se tratase de un entrenamiento. Incluso la intensidad era la misma, puesto que el nivel de exigencia al que le sometía la selección que dirige Kim Jong-Hun era mínimo. Esto le sirvió a Dunga para dar descanso a algunos de sus hombres y minutos a los menos habituales. Incluso Nilmar, que se había incorporado recientemente al terreno de juego, a punto estuvo de subir el tercero al electrónico si no llega a ser por el cancerbero norcoreano.

Únicamente la selección asiática llevó el desasosiego a las gradas teñidas de amarillo en los minutos finales. Ji Yun-Man culminaba un magnífico pase largo cruzando a la salida de Julio César. Este gol sirvió para que los coreanos se animasen a irse arriba como no habían hecho antes, pero ya sería demasiado tarde.

Brasil sumaba así sus tres primeros puntos y cumplía con algún que otro apuro al final con este trámite. La imagen no había sido la deseada por todos, incluidos los jugadores y el propio Dunga, pero la pegada de la canarinha es indiscutible.

 

EL BUENO: Maicon. Sube, baja, se multiplica, …, y además hace goles. Es un lujo para cualquier seleccionador tener un lateral como él.

EL FEO: Ramires. En un partido de guante blanco fue el único amonestado.

EL MALO: Myong-Guk. Todo portero que se precie debe tener cubierto siempre su palo aunque espere un centro. Él no lo hizo y lo pagó con un gol.

1ª Jornada Grupo G: Costa de Marfil 0 – 0 Portugal

Costa de Marfil y Portugal empataron a todo en el partido que les enfrentó en Bahía Nelson Mandela. A garra y brega, pero también a excesivo respeto, carencias y despropósitos. A pesar de que el combinado luso partía como claro favorito para acompañar a Brasil a octavos de final, fue incapaz de romper las tablas que campearon en el electrónico durante los noventa minutos. Sólo un trallazo a la madera de Cristiano Ronaldo pudo variar el devenir de un encuentro que deja las cosas como estaban.

Diez minutos hubo que esperar para que el astro portugués levantase a los aficionados de sus asientos con un misil de los suyos desde aproximadamente treinta metros que acabó encontrando el poste. La friolera de dos años llevaba el jugador del Real Madrid sin marcar en competición oficial con su selección y parecía que la fortuna seguía sin estar de su lado.

Esto no arrugó a los marfileños, que lejos de meterse en su área gozaron a continuación de dos ocasiones en las botas de Tiene y Tiote. Ambas acciones no llegarían ni a la categoría de avisos al no inquietar en ningún momento al guardameta Eduardo, que tuvo una de las tardes más plácidas que seguramente pueda recordar.

El encuentro, a falta de ocasiones claras de gol, sí se estaba disputando a una gran intensidad. Tal era la tensión vivida sobre el césped que Demel y Cristiano se enzarzaron en una discusión tan estéril como absurda. El colegiado acabó amonestando a uno y otro con amarilla, algo que podían haber evitado a sabiendas de la importancia que tienen las tarjetas en un Mundial.

No mejoró mucho el partido en la segunda mitad en la que sí salió Costa de Marfil con otra actitud. Durante los primeros minutos de la reanudación lo intentaron los africanos desde todas las posiciones, aunque siempre con disparos lejanos. Eduardo respondía con seguridad a los remates de un activo Gervinho durante todo el partido y de un más discreto Kalou. El primero de ellos fue una auténtica pesadilla por su banda para la Portugal de Queiroz por donde entraba una y otra vez sin apenas oposición.

No contento con el rendimiento de su equipo, el propio Queiroz dio entrada a Simao y Tiago. Más mordiente para el ataque luso que sirvió para que la selección portuguesa se pareciera algo más a lo que nos tiene acostumbrados. A partir de ese momento Portugal dio un paso adelante y suyas fueron las ocasiones en la última media hora de encuentro. Primero Liedson, cuyo cabezazo fue atajado con ciertos apuros por el meta Barry. A continuación, sería Meireles de fuerte derechazo el que lo intentaría sin fortuna desde la frontal del área. Entre medias un gol anulado por falta de Bruno Alves.

Costa de Marfil se preocupaba ya más por mantener el resultado que por buscar sus opciones. Sólo en los últimos minutos fue capaz de embotellar a base de arreones a los lusos en su propio área e, incluso, Drogba gozó de una clarísima oportunidad que no encontró rematador. Sería demasiado tarde. El encuentro echaba el cierre de la misma manera que dos horas antes había dado comienzo. Marfileños y portugueses daban por bueno un empate sin goles que deja las espadas en todo lo alto entre dos selecciones que casi con total seguridad se jugarán la segunda plaza del grupo para acompañar a Brasil a la siguiente fase. Eso sí, deberán arriesgar más si quieren conseguir su objetivo.

 

EL BUENO: Cristiano Ronaldo. A punto estuvo de marcar el gol del torneo. Tiene el gol entre ceja y ceja y no para hasta conseguir su objetivo.

EL FEO: Mendes. Una entrada feísima suya se quedó sin ser sancionada y Costa de Marfil jugó durante unos minutos con diez hombres.

EL MALO: Drogba. No apareció en casi media hora que estuvo sobre el terreno de juego. No parece estar recuperado del todo aún.

1ª Jornada Grupo F: Nueva Zelanda 1 – 1 Eslovaquia

Nueva Zelanda ya puede marcharse satisfecha de este Mundial y con el objetivo cumplido. Un gol suyo en el último minuto del tiempo de descuento suponía, aparte de la correspondiente alegría para los All Whites, el primer punto que obtiene la selección oceánica en un campeonato de esta índole. Todo lo contrario que Eslovaquia, que cuando ya saboreaba las mieles del triunfo vio truncadas sus aspiraciones con el histórico tanto de Reid.

Nueva Zelanda no había venido de paseo a esta cita y así lo demostró desde los primeros minutos de partido. Todo el peligro de la selección pasaba por las botas y la cabeza de Killen, que en tan sólo cuatro minutos ya había puesto a prueba a Mucha en dos ocasiones. Los “Kiwis” habían salido sin complejos frente a una Eslovaquia que aún buscaba su sitio en el campo.

A partir de entonces el encuentro fue dominado de principio a fin por los hombres de Weiss que gozaron una detrás de otra de varias ocasiones claras para haber sentenciado el encuentro. La primera de ellas, de su estrella, Hamsik. El mediocentro del Nápoles disparó con mucha intención pero el balón se acabó perdiendo a la izquierda de la portería neozelandesa.

Sestak, por su parte, dispondría de la mejor oportunidad del combinado eslovaco hasta que surgió la figura de Vittek, principal referencia ofensiva de su selección en el día de hoy. El delantero del Ankaragucu a punto estuvo de poner a los suyos por delante pero no aprovechó un error en el despeje de Paston. Sólo tres minutos más tarde mandaría desviado un disparo desde algo más de veinte metros. Eran tan sólo los primeros avisos de un activo y voluntarioso Vittek que había buscado con tesón su gol sin fortuna durante esta primera mitad.

No habría tiempo para más salvo para un disparo desde lejos de Hamsik al que respondió con seguridad Paston. Nueva Zelanda daba por bueno el empate y Eslovaquia no daba crédito a lo que estaba viendo. La selección dirigida por Vladimir Weiss lo había intentado por activa y por pasiva pero el gol se le resistía.

Pero sólo hubo que esperar cuatro minutos desde la reanudación para que por fin se abriese el marcador. Como no podía ser de otra manera, Vittek, quien más lo había merecido hasta entonces, cabeceaba a la red un perfecto servicio desde la derecha de su compañero Sestak. Tanta lucha parecía tener premio por fin y Eslovaquia encarrilaba un partido que se le había puesto mucho más cuesta arriba de lo esperado.

Incluso Hamsik pudo aumentar su ventaja minutos más tarde, pero no acertó con la porteria contraria ante una maraña de defensores. Fue el principio del fin para la selección europea, que a partir de ese momento se dejó llevar confiada en mantener el resultado hasta que el partido llegase a su término.

Los minutos iban pasando y en el 87 Smeltz llevó el “¡Uy!” a las gradas. Libre de marca dirigía desviado un testarazo que no encontraba finalmente portería. Sin embargo, al contrario que sucede con los fuegos artificiales, Nueva Zelanda sólo daría un aviso. Reid empataba sobre la bocina en el minuto 93 cuando parte del público ya se había marchado del estadio. Un error de marcaje en la zaga eslovaca propiciaba que el defensa del Midtjylland cabecease más solo que la una a la red tras golpear previamente el balón en la cepa del poste.

Excesivo premio para los “Kiwis” que apenas habían inquietado a lo largo del encuentro y se encontraban con un regalo en forma de punto que era festejado por la totalidad de la plantilla. Eslovaquia era la otra cara de la moneda, la imagen de la frustración tras haber dejado escapar un encuentro que había tenido en las manos. Una vez más la fortuna se aliaba con Italia incluso sin haber disputado el partido, y van …

 

EL BUENO: Reid. Pasará a la historia por haber conseguido con su gol el primer punto en la historia de la selección neozelandesa.

EL FEO: Lochhead. Su entrada a Jendrisek, aunque no excesivamente dura, era innecesaria en un partido sin apenas interrupciones.

EL MALO: Hamsik. Se le supone una mayor calidad que la que demostró sobre el campo. Debe ser el que tire del carro y no arrugarse aunque se trate de un Mundial.

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